La Iglesia, ¿contra las bodas gay? Según varios historiadores, no siempre ha sido así: en la Edad Media fueron numerosas las uniones masculinas.
Es bien conocida la cantinela: el matrimonio -por supuesto, el cristiano- es la unión de un hombre y de una mujer. Excepto que la iglesia de la Edad Media ha celebrado –eso parece- bodas homosexuales. Se sabe gracias al historiador americano John Richard Boswell (“Las uniones del mismo sexo en la Europa antigua y medieval”)[1]. Él fue quien descubrió que los cristianos griegos de los siglos X y XI bendijeron oficialmente “uniones del mismo sexo”.
Semejante consideración enfurece a la actual iglesia ortodoxa, que jura que sólo se trataba de castas “confraternizaciones”. Es posible.
Sorprendente icono
Sin embargo, un sorprendente icono del Monte Sinaí representa la unión de dos santos varones del siglo IV, San Sergio y San Baco, con Jesús, que tiene todo el aspecto de ser un “pronubus” (testigo de boda).
Boswell afirma que existían análogas “disposiciones para bendecir la unión de dos hombres” entre los cristianos eslavos desde el año mil, que habrían perdurado en Europa hasta la época moderna.
En la Francia de la Edad Media también hay señales: según el medievalista Allan A. Tulchin, existían especiales uniones masculinas, los llamados “contratos de hermanamiento” por los que los “hermanos” (“affrèrés” – “frères”) se comprometían, delante de testigos, a vivir juntos compartiendo “pan, vino y bolsa”.
Evidentemente, nadie está en condiciones de comprobar las consecuencias concretas de esta amable cohabitación, pero una cosa es clara: ninguno de los buenos cristianos de aquel tiempo se escandalizaba por ello.
[1] “Les unions du même sexe dans l’Europe antique et médiévale“, Fayard, 1996.
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