El
Evangelio de hoy esta de actualidad, en un momento en el que nos
asedia la penumbra económica, debemos preguntarnos: ¿de qué sirve
el dinero a los pobres de espíritu? Jesús siempre transmitió a sus
discípulos que debían amar al prójimo y ser serviciales, con
independencia de su condición. En ocasiones la obsesión por lo
material nos ha llevado a perder el amor a nuestros semejantes y,
paradójicamente, gracias a los avatares económicos actuales
volvemos a refugiarnos en la familia, ya sea la heredada o la creada
por nosotros mismos, sin duda nuestro mayor capital.
Jesús
amaba a pobres, a prostitutas, a ladrones, a apestados... Creía en
el perdón y en la capacidad de mirar más allá de lo visible, de
mirar al corazón del ser humano. Y, por supuesto, amaba a las
"minorías". Estoy convencido de que si viviera en este
tiempo y en esta ciudad se sentaría con nosotros en la misma mesa y
nos invitaría a desterrar los prejuicios, a respetarnos, a darnos
apoyo. "Vended vuestros bienes y dad limosna", decía. Con
limosna no se refería a monedas, se refería a misericordia,
basándonos en el significado original del término griego. ¡Qué
razón tenía! ¿Acaso lo que está pasando en la actualidad no es
una llamada de atención para hacernos reflexionar de lo pobres que
éramos ya?
El
individualismo nos ha llevado a la deshumanización. Es el momento de
recuperar el sentido de la colectividad, de entregar al prójimo, de
no juzgarle. En definitiva, de amarle. No hay que poseer muchas
monedas, sino compartirlas en la medida de nuestras posibilidades,
con los que necesitan de nosotros y, así, como dice Jesús en el
Evangelio "hacerse un tesoro en el cielo".
Nuestro
corazón es nuestro tesoro, nuestra herramienta para cambiar el
mundo, para corregir las desigualdades. Tenemos que ser alternativos,
no dejarnos llevar por aquellos que se valen de la desconfianza para
justificar su egoísmo. La avaricia entristece al buen cristiano y
nos aleja de Dios. Los cristianos tenemos que romper el muro del
miedo a la verdad y a la justicia.
Cristo
resucita cada vez que nuestros actos los mueve la virtud de dar. Pero
no nos confudamos: una vida próspera no está ligada al éxito
material.
La
felicidad la consigue aquel que es capaz de hallar el amor fraternal,
de valorar en los otros las pequeñas cosas que se convierten en
testimonio del creador.
Qué
lamentable la deriva del que pierde la fe, del que se niega a aceptar
que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. No importa el color
de piel, el país de origen o la orientación sexual, ¡somos su
creación!
"Fe"
es una palabra pequeña que esconde el valor más grande. "Lo
esencial es invisible a los ojos", dice un libro recomendable y
que muchos de vosotros ya conoceréis, 'El Principito'. El mejor
legado para las futuras generaciones es la fe. Si tenemos hijos ahora
o algún día, debemos transmitírsela.
En
las pequeñas comunidades cristianas, como la nuestra, necesitamos
esforzarnos para que se refleje día a día el espíritu de
fraternidad, de ayuda y de entendimiento. Venimos de diferentes
tradiciones cristianas. Pero, qué importan las formas de expresar
nuestra fe a fin de cuentas. Somos un solo corazón que late por la
voluntad de la Iglesia de Cristo.
Hoy
continuamos en un nuevo camino para Pan de Vida, BBB ya no esta y
mas que nunca necesitamos de la implicación de cada uno de vosotros,
todos sabéis que BBB echaba a sus espaldas todo el peso de la
comunidad, yo os tengo que confesar que necesito de
vuestra ayuda.
Con
gran alegría e comprobado que antes incluso de que os dirigiera
estas palabras nuestro hermano JJJ quedo conmigo el otro día y
después de una larga charla me dijo que “a llegado el momento”
de dar un paso mas en su compromiso con nuestra comunidad y que va a
estar para todo lo que sea necesario. Gracias JJJ por tu
compromiso.
Sigamos
trabajando, pues, fiándonos solo de la gracia de Dios y con esta
convicción: en la eucaristía se anticipa la vuelta del Señor, el
servidor, no el servido, que nos dará una agradable sorpresa cuando
nos haga sentar a su mesa. Amen.
Por Diácono Alejandro de ICM Pan de Vida (ICM España)
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