Frank Schaefer, pastor de la Iglesia Metodista Unida (la segunda confesión protestante más numerosa de los Estados Unidos) se enfrenta a un juicio eclesiástico
que podría costarle su ministerio. Su falta: celebró hace ahora seis
años la boda su propio hijo, Tim Schaefer, con otro hombre (la Iglesia
Metodista Unida no acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo).
Sin embargo, el juicio a Schaefer puede resultarle contraproducente al
sector conservador de la iglesia. Por lo pronto, más de cincuenta compañeros le han expresado su solidaridad, y lo han hecho de la mejor forma posible: sumándose a otra boda gay.
Frank Schaefer quiso bendecir, hace ahora seis años, la boda de su
hijo Tim con el hombre al que ama, celebrada en Massachusetts (el primer
estado de Estados Unidos en permitir el matrimonio igualitario). Lo
hizo orgulloso de apoyar a su hijo, que con 17 años le confesó su
homosexualidad después de haber sufrido la culpa de sentirse pecador. Un
sufrimiento cuyo conocimiento le causó un gran dolor a su padre, que le
brindó entonces todo su apoyo. “Jesús Nuestro Señor jamás mencionó la homosexualidad. Si es una cuestión tan importante, ¿por qué no lo hizo?”, argumenta.
Ello no le había supuesto hasta ahora ningún problema para Schaefer,
que ha seguido ejerciendo durante todo este tiempo su labor pastoral.
Sin embargo, hace unos meses uno de sus feligreses lo denunció ante su
iglesia tras llegar a sus oídos la noticia. Y es que la Iglesia
Metodista Unida, aunque no se encuentra entre las iglesias cristianas
que mantienen posturas más homófobas (y de hecho hay un importante
sector que defiende posturas inclusivas) sigue considerando de forma
oficial las relaciones homosexuales pecaminosas y no permite bendecir
uniones entre personas del mismo sexo o celebrar bodas. Es por eso que
Schaefer se enfrenta a un juicio que podría costarle su puesto como
pastor en su parroquia de South Lebanon, una pequeña localidad de
Pensilvania. Un proceso que podría haber evitado aceptando el compromiso
de no volver a celebrar en el futuro ninguna ceremonia similar,
compromiso que el pastor ha rechazado al considerar que no hay nada de
malo en ello.
El juicio a Schaefer ha tenido sin embargo una derivada inesperada,
al despertar toda una ola de solidaridad. Especialmente significativo
fue lo que sucedió el pasado sábado, cuando una cincuentena de pastores
celebraba al unísono la boda de Bill Gatewood y Rick Taylor,
gays, fieles metodistas y pareja desde hace más de 25 años. La boda se
celebró en la Arch Street United Methodist Church,
una parroquia inclusiva de Filadelfia. En concreto, 36 de ellos
pertenecían a la Iglesia Metodista Unida y 9 a otras confesiones
religiosas. Otros 17 clérigos de la Iglesia Metodista Unida de
diferentes lugares de Estados Unidos les daban su apoyo permitiendo que
sus nombres figurasen en el certificado de matrimonio que les fue
entregado a los novios. En definitiva, todo un conato de rebelión en el
seno de una iglesia ya muy dividida sobre la materia. ¿Se abrirá juicio a
todos los que participaron en esta última ceremonia…?
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