sábado, 28 de febrero de 2015

Meditación Cuaresmal - Segundo Domingo

Durante muchos años creí que la Cuaresma era renunciar a ciertos alimentos o actividades durante cuarenta días. Mi punto de vista de la Cuaresma está cambiando. Se está convirtiendo en un tiempo de plantar semillas espirituales que empezarán a echar raíces y crecer. Mientras planto las semillas preveo el cumplimiento que viene durante la Pascua y Pentecostés. Estos cuarenta días están conectados a algo mucho más grande que una barra de chocolate pospuesta hasta la semana de Pascua. Mis anhelos más profundos son llegar hacia un propósito mayor y un cumplimiento duradero.

La historia de Sara y Abraham en Génesis 17:1-7,15-16 es una historia de cumplimiento. Sus semillas de pacto fiel abren el camino para un legado eterno. Dios cambio el nombre de Sarai a Sara y dijo: "le bendeciré, y se convertirá en Naciones; los gobernantes de los pueblos vendrán de ella" (Gén 17:16b, primera traducción igualitaria).

En el espíritu de Sara y Abraham, nuestra invitación cuaresmal es a abrirnos al cumplimiento dentro de nosotrxs mismxs y más allá de nosotrxs mismxs. La Cuaresma es un tiempo para la conexión de un pacto profundo con el Creador. Una manera de abordar esto es replantear la práctica espiritual de oración. En lugar de que sólo sea un deber en nuestra lista de Cuaresma, apreciarla como un movimiento a y con la oración. La historia de Jesús durante esta temporada describe las relaciones cada vez más profunda entre Jesús y sus seguidores. Es un movimiento a la vulnerabilidad compartida y un movimiento con la complejidad santa que colorea todas las relaciones que se atreven a ir más allá de la superficie.

La gente pregunta a Jesús y Jesús les pregunta. Jesús se involucra en relaciones que no son fáciles. Están marcadas por la tristeza, la decepción, el malentendido y la impaciencia. Sin embargo, sorpresa, la vulnerabilidad, la fidelidad y la misión compartida también emergen. Para aquellas personas que estén dispuestas a arriesgar, los giros, vueltas y paradas y arranques en última instancia conducen al cumplimiento de las relaciones y del propósito cumplido.

Transformación ocurre a través de las relaciones. La historia del ICM tiene muchas intersecciones con las historias de Sara, Abraham y Jesús. Desde nuestros inicios hemos tomado riesgos para plantar semillas en lugares que muchos considerarían infértiles. Compartimos el dolor y la decepción. El malentendido y la impaciencia, en ocasiones, han probado nuestras relaciones. Sin embargo nuestra vulnerabilidad, riesgo y persistencia también han sido una puerta a la alegría y a la celebración.

Este tiempo de Cuaresma es una oportunidad para que ICM continúe haciendo el trabajo que nos va a transformar mientras podamos transformar el mundo. Nuestra red global de relaciones, nuestra voluntad de innovar y nuestro deseo de fe auténtica son las bendiciones que nos conduce al cumplimiento más profundo.

Por el Rev. Dwayne Johnson, Obispo de ICM y Pastor de ICM Richmond (Virginia, USA)

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