jueves, 11 de diciembre de 2014

Los cristianos, un frente común contra la corrupción

La unidad en la Iglesia universal es posible. Así se demostró el pasado martes 9 de diciembre en la iglesia anglicana de San Jorge, en Madrid, donde católicos, ortodoxos y protestantes se unieron con motivo del Día Internacional contra la Corrupción para denunciar este “gran problema de nuestra sociedad”.

Carlos Jesús Delgado (miembro de Comisión Diocesana Justicia y Paz del Arzobispado Católico de Madrid) comenzó este acto, que calificó como “un hito en España”, abriendo la mesa redonda entre Juan Larios (pastor de la Iglesia Española Reformada Episcopal), Jesús Lizcano (presidente de Transparencia Internacional España), Ana Abril (directora de Desarrollo Social de Cáritas), Alfredo Abad (pastor de la Iglesia Evangélica Española) y Mathew Phipps (seminarista de la Iglesia de Inglaterra).

“A nivel mundial, España se sitúa en el puesto 37 en cuanto a corrupción”, ponía en situación Lizcano. Pero, ¿qué nos ha fallado? “Falta voluntad de los políticos para arreglar las cosas. Solo hay negligencia y parsimonia”, afirmaba Abad. “Falta voluntad porque la corrupción es rentable”, matizaba Larios. Phipps aportaba su visión de la corrupción en Inglaterra, relatando que “allí, en vez de esconderse en sobres, se esconde tras la complejidad de la legislación”. “Hay una sensación de impunidad absoluta. Yo vivo en un pueblo donde, con una imputación, seguimos votando al mismo partido”, afirmaba Abril. En el público, más de uno se sentía identificado.

Pero llegó el momento de la autocrítica. “Nos ha faltado radicalidad, noes rotundos. Nos ha faltado coherencia entre el Credo que pronunciamos y las obras que realizamos. Si cuando decimos Padre Nuestro creyéramos de verdad que el otro es nuestro hermano, no existirían estos problemas”, afirmaba Abril. “Hay una tentación en los cristianos de proteger a la Iglesia dando respuestas ineficientes, escondiendo la verdad de los problemas. No creo que el bien se pueda conseguir escondiendo el mal”, ahondaba Phipps.
Signos de esperanza

Sin embargo, y frente a este panorama, la esperanza es el distintivo de los cristianos. Lo explicaba Delgado: “Que se junten católicos, protestantes y ortodoxos, que la gente se movilice como en el 15-M… es un signo de esperanza”. “Frente a Goliat, hay muchos Davides haciendo cosas pequeñas e impresionantes”, sentenciaba Abril. Este sencillo acto de Davides terminó con una vigilia de oración en la que quedó patente que católicos, protestantes y ortodoxos rezan a un mismo Dios.

Por María Pérez en Vida Nueva

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