Tras un encarnizado debate político y social, con revueltas en la calle y protestas que inundaron la capital París, finalmente ayer Francia legalizó el matrimonio igualitario. La medida fue aprobada fácilmente en la Asamblea de mayoría socialista por 331 votos a favor y 225 en contra.
El proyecto de ley, que también da a las parejas del mismo sexo el derecho a adoptar, se aprobó en el Senado a principios de este mes. Dado que no se han realizado modificaciones, la votación de la cámara baja es la final sobre la legislación. Tan solo queda que el Presidente Hollande firme el proyecto para que éste se convierta definitivamente en ley.
El matrimonio gay era la promesa electoral número 31 de las 60 de François Hollande. Apoyada por el 65% de los franceses, la medida ha desatado finalmente una controversia con la que no se contaba. Desde hace meses, decenas de miles de franceses defienden en la calle lo que llaman la familia natural, formada por un padre, una madre y los hijos, un modelo conforme a la religión.
Tal y como explica la portavoz del movimiento de protesta, Frigide Barjot, “estamos aquí desde hace seis meses, ¿de qué se sorprenden tanto? ya están viendo que no es nada violento contra los homosexuales, es la expresión sincera y espontánea de gente que dice: escuchen, porque les estamos diciendo la verdad sobre lo que es un ser humano. No se trata de ser hetero u homosexual, estamos hablando de gente que hace hijos entre sí. Y eso es lo que fundamenta y estructura nuestros derechos y leyes”.
Según David Paternotte, investigador de la Universidad Libre de Bruselas, es difícil explicar el gran movimiento social en contra de la aprobación del matrimonio igualitario, "es sorprendente, y cuando presentaron el proyecto de ley en la Asamblea Nacional, no se esperaba una oposición tan virulenta. Lo que se desprende de estas manifestaciones es que el reto se inscribe en una oposición al presidente, pero también, y eso es lo que no se esperaba nadie antes de que comenzase el debate, se inscribe en viejas diferencias de la sociedad francesa, como la cuestión de la república o la cuestión del laicismo, que aún no han sido aceptados por ciertos grupos en el seno de la sociedad francesa".
La Ministra de Justicia francesa, Christiane Taubira, se mostraba exultante con la aprobación de la ley, "creemos que las primeras bodas podrían ser en junio. Serán hermosas y desatarán una brisa de alegría, y los que se oponen a ellas se desconcertarán cuando se vean inundados por la felicidad de los recién casados y sus familias”.
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