Se dice que en
Cuaresma hemos de centrarnos
en el arrepentimiento por haber fallado al amor de Dios;
arrepentimiento para buscar la corrección de nuestras malas acciones,
bien sean materiales o no. Por tanto la Cuaresma es tiempo de oración,
de penitencia; incluso de ayunos y vigilias según la tradición de cada
familia cristiana. Se nos recuerda, de
manera especial, aquello de que “polvo somos y
al polvo hemos de volver”. Bueno... quiero ver las cosas desde otro
ángulo; mirarlo todo como el tránsito del dolor y el pecado, del fracaso
y la tristeza, de la muerte y la nada, a la vida y la Gracia; a la
plenitud. Se trata pues de recordar, no tanto lo malo y frágiles que
somos, sino que Dios nos ha amado tanto que se nos ha dado,
gratuitamente, en amor incondicional; que hemos pasado de la muerte a la
vida, de la oscuridad a la luz. No consiste, por tanto, en tratar de
conseguir que Dios nos perdone o nos haga más buenos, como si
quisiéramos comprarle el perdón. Él ya nos ha perdonado; nos perdona
siempre.
Celebro pues, en esta Cuaresma, que la vida es mucho más fuerte que la muerte, aun con todas sus angustias y dolores. Celebro la confianza que Dios mismo ha depositado en nosotros, poniendo en nuestras manos la construcción de su Reino; a pesar de nuestras fragilidades. Celebro la fuerza y la valentía de hombres y mujeres, cristianos o no, clérigos o laicos, que se levantan contra la injusticia y dan su voz a aquellos que no la tienen. Celebro la determinación de todas aquellas personas que derriban muros y alambradas y extienden sus brazos para asistir a aquellos que vienen de vivir su particular éxodo, sin nada, solamente con su propia persona. Celebro la disposición y entrega de aquellos y aquellas que dan su tiempo al necesitado. Celebro la fe de aquellos y aquellas que no levantan cruces y bajan de las levantadas a los crucificados. Celebro, en definitiva, a Jesús resucitado y en él un futuro lleno de esperanza. No estamos ante un dios justiciero; celebramos el amor de un Dios que libera. Quiero pues mirar desde este ángulo la cuaresma. ¡Feliz Pascua a todos y todas!
Por el Rev. Juan Larios, pastor de la Comunidad Cristiana La Esperanza - IERE.
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