La película, Call Me Troy no inicia con el primer
servicio de ICM, sino con la dramática historia del intento fallido de
suicidio contada por el Rev. Troy Perry. Él habla de un acto de
desesperación, buscando poner fin a su sufrimiento. Lloroso dice, "Estoy
eternamente agradecido de que no morí aquella noche...."
Al igual que todos nosotros estamos agradecidos.
Nuestra Pascua no comenzó en una radiante mañana de domingo,
el 6 de octubre de 1968, sino antes. "Siempre es más oscuro antes del
amanecer", se nos dijo cuando estábamos pequeños. En los oscuros
momentos de desesperación, algo se abre camino en un corazón quebrantado
por el rechazo y la soledad: una luz.
Como la luz del cirio de la Vigilia Pascual, muchas horas
antes de que el sol ponga al descubierto una tumba vacía, algo se abre
camino, algo se iluminó. Jesús resucitó de la muerte, en la muerte de
la noche; siendo testigos solamente los olivos y las creaturas
nocturnas.Él resurgió, antes de que los primeros rayos de luz irrumpieran, en el espacio vacío en el que antes yacía su cuerpo.
El Pregón Solemne de la Vigilia Pascual dice,
"¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos..."
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos..."
El mismo Pregón Solemne recuerda la historia de la salvación,
la noche que nuestros antepasados fueron conducidos de la esclavitud a
la libertad. En ICM tenemos nuestra propia narrativa fundacional,
nuestras propias historias de liberación.
Muchas de ellas comienzan en el lugar oscuro de la desesperación.
Muchas personas entre nosotras, sabían lo que se sentía
pensar que nuestras vidas terminaron demasiado pronto. Creer que sólo la
ruina y el dolor nos esperan. Que nunca podríamos sentir o conocer la
presencia de Dios, o experimentar un sentido de pertenencia a una
comunidad.
Muchas iglesias de ICM han nacido, nacen hoy en día, en el anhelo de un alma.
Hoy en día, hay almas en todo el planeta, que están
vigilantes ahora mismo, balanceándose ante el precipicio, rotas,
desanimadas, buscando, anhelando la conexión, la esperanza, compañeros.
Una manera de pasar la noche.
Hay muchas que, hoy en día, trabajan por la paz y la
justicia, en lugares muy oscuros. A favor de los niños, de los
refugiados, de las personas LGBTQI, de las personas obligadas a la
esclavitud moderna, de las personas con VIH o con el virus Zika.
En esos lugares oscuros, la luz de las vigilias de Cristo, a través de los siglos, y ahora, más que nunca.
"¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!" continúa el solemne pregón.¿Qué pasa si nunca hemos conocido el dolor que nos lleva a la luz de las luces?
Mientras encendamos nuestro Cirio Pascual este año,
permitámonos, en unión con los que han venido antes que nosotros en este
camino, dar gracias por nuestro viaje, por los lugares oscuros que
nutren resurrección. Amén.
Consejo de Obispos y Obispas, Iglesias de la Comunidad Metropolitana
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