lunes, 14 de febrero de 2011

El difícil camino del colectivo LGTB creyente

Interesante articulo publicado en "Gente Digital".


Aurelio Gil, cristiano y gay, es una de las muchas víctimas de la homofobia dentro de la Iglesia.

Su primera experiencia en la fe la vivió en el ámbito protestante, en iglesias evangélicas y bautistas. Pero a lo largo de su ardua búsqueda espiritual, en la que tenía que dejar a un lado su orientación sexual, un teólogo de origen belga residente en España "llegó a decirme que la homosexualidad se da únicamente en las cárceles, donde no hay mujeres, o en animales que no tienen la presencias de hembras", explica Aurelio.

Afortunadamente, pronto contactaría con grupos más abiertos a las personas LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), basados en una teología más abierta, inclusiva y revisionista. "Recibes un mensaje negativo, intentas orar para cambiar y ser heterosexual, y cumplir con lo que te dicen. Como no suele funcionar, empiezas a buscar otras vías".

El tiempo ha pasado y hace sólo un mes, Aurelio presentó junto a otro grupo de amigos la Asociación Colibrí, "una comunidad cristiana que acepta a la mujer, a los gays, a los transexuales, a los heterosexuales... todos tenemos los mismos derechos", reivindica Gil.

RELIGIONES MÁS ABIERTAS
"La iglesia episcopal es una de las más abiertas hacia las personas LGTB. La luterana incluso les ordena, y en España está la IEE (Iglesia Evangélica Española). Otro ejemplo, desde hace unas semanas estoy en contacto con una persona transexual que pertenece a grupos revisionistas judíos, que también piden la aceptación de las parejas", afirma Aurelio. "Las más cerradas son las pentecostales, algunas bautistas y las literalistas", concluye.

Al margen de su actividad al frente de Colibrí, Aurelio lucha por la igualdad de oportunidades desde la comunidad cristiana de la IERE (Iglesia Española Reformada Episcopal) en Alcorcón, dentro de la Iglesia de La Esperanza. "Llevo tres años en esta comunidad, y más de un año como miembro activo. Ahora me preparo para ser algo así como el ayudante del presbítero, Juan Larios.

Atendemos a personas que llegan con auténticos traumas, muchas de ellas procedentes de iglesias muy conservadoras. Sienten una gran culpabilidad, y aquí se les explica que su orientación sexual no es ningún pecado".

Si quiere leer todo el reportaje:

No hay comentarios:

Publicar un comentario