viernes, 15 de noviembre de 2013

Más de 50 pastores metodistas celebran una boda gay como protesta por el juicio eclesiástico a un compañero que casó a su hijo

Frank Schaefer, pastor de la Iglesia Metodista Unida (la segunda confesión protestante más numerosa de los Estados Unidos) se enfrenta a un juicio eclesiástico que podría costarle su ministerio. Su falta: celebró hace ahora seis años la boda su propio hijo, Tim Schaefer, con otro hombre (la Iglesia Metodista Unida no acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo). Sin embargo, el juicio a Schaefer puede resultarle contraproducente al sector conservador de la iglesia. Por lo pronto, más de cincuenta compañeros le han expresado su solidaridad, y lo han hecho de la mejor forma posible: sumándose a otra boda gay.
 
Frank Schaefer quiso bendecir, hace ahora seis años, la boda de su hijo Tim con el hombre al que ama, celebrada en Massachusetts (el primer estado de Estados Unidos en permitir el matrimonio igualitario). Lo hizo orgulloso de apoyar a su hijo, que con 17 años le confesó su homosexualidad después de haber sufrido la culpa de sentirse pecador. Un sufrimiento cuyo conocimiento le causó un gran dolor a su padre, que le brindó entonces todo su apoyo. “Jesús Nuestro Señor jamás mencionó la homosexualidad. Si es una cuestión tan importante, ¿por qué no lo hizo?”, argumenta.

Ello no le había supuesto hasta ahora ningún problema para Schaefer, que ha seguido ejerciendo durante todo este tiempo su labor pastoral. Sin embargo, hace unos meses uno de sus feligreses lo denunció ante su iglesia tras llegar a sus oídos la noticia. Y es que la Iglesia Metodista Unida, aunque no se encuentra entre las iglesias cristianas que mantienen posturas más homófobas (y de hecho hay un importante sector que defiende posturas inclusivas) sigue considerando de forma oficial las relaciones homosexuales pecaminosas y no permite bendecir uniones entre personas del mismo sexo o celebrar bodas. Es por eso que Schaefer se enfrenta a un juicio que podría costarle su puesto como pastor en su parroquia de South Lebanon, una pequeña localidad de Pensilvania. Un proceso que podría haber evitado aceptando el compromiso de no volver a celebrar en el futuro ninguna ceremonia similar, compromiso que el pastor ha rechazado al considerar que no hay nada de malo en ello.

El juicio a Schaefer ha tenido sin embargo una derivada inesperada, al despertar toda una ola de solidaridad. Especialmente significativo fue lo que sucedió el pasado sábado, cuando una cincuentena de pastores celebraba al unísono la boda de Bill Gatewood y Rick Taylor, gays, fieles metodistas y pareja desde hace más de 25 años. La boda se celebró en la Arch Street United Methodist Church, una parroquia inclusiva de Filadelfia. En concreto, 36 de ellos pertenecían a la Iglesia Metodista Unida y 9 a otras confesiones religiosas. Otros 17 clérigos de la Iglesia Metodista Unida de diferentes lugares de Estados Unidos les daban su apoyo permitiendo que sus nombres figurasen en el certificado de matrimonio que les fue entregado a los novios. En definitiva, todo un conato de rebelión en el seno de una iglesia ya muy dividida sobre la materia. ¿Se abrirá juicio a todos los que participaron en esta última ceremonia…?

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