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El arzobispo de Canterbury, Justin Welby y su mujer. |
El arzobispo de Canterbury,
Justin Welby, cabeza visible de la iglesia anglicana se ha pronunciado
frente la entrada en vigor de la ley de matrimonio igualitario en
Inglaterra y Gales y ha suavizado el tono en relación a este asunto al
indicar que la iglesia ha aceptado que hay una ley que autoriza estas
bodas.
Según sus propias palabras en el diario The Guardian:
“Creo que la Iglesia ha reaccionado aceptando completamente que esto es
la ley, y debería reaccionar el sábado al continuar demostrando con
palabras y acciones el amor de Cristo por todos los seres humanos”. Esos comentarios marcan un giro en el tono empleado
hasta ahora después de que obispos anglicanos escribieran el mes pasado
una carta en la que intentaban prohibir a los clérigos anglicanos
homosexuales que pudieran casarse.
Según “The Guardian”, al menos
siete parejas de miembros del clero planean celebrar su boda,
acogiéndose a la nueva ley. La Iglesia anglicana se encuentra profundamente dividida
cuando se trata del matrimonio gay al tiempo que Welby trata de evitar
que ese cisma se extienda al Reino Unido, donde algunas congregaciones
evangélicas conservadoras han amenazado con abandonar la Iglesia de
Inglaterra si finalmente acepta que puedan celebrarse matrimonios
homosexuales en sus templos.
Por otra parte, cuenta Ragap que la Iglesia de Inglaterra se encuentra en un momento delicado. Este sábado entra en vigor el matrimonio gay en Inglaterra y Gales
y la institución se enfrenta a la división respecto a este tema desde
las propias filas de la confesión. Lejos de la unidad, casi monolítica,
que mostró la Iglesia católica en España, la principal confesión inglesa
ampara aproximaciones radicalmente distintas y todavía no está claro a qué clase de sanciones se enfrentarán quienes no sigan el acuerdo adoptado por la Cámara de Obispos
(House of Bishops), que aboga por la aceptación total de los creyentes
LGBT en el seno de la iglesia, pero prohíbe expresamente las ceremonias
oficiales de bendición (aunque sí permite las informales) y que los
clérigos ordenados se casen con alguien de su mismo sexo.
Los más tradicionalistas se oponen a
cualquier tipo de reconocimiento o de ceremonia y amenazan con el cisma,
pero muchos vicarios ya han anunciado abiertamente que bendecirán a las
parejas gays que lo soliciten, por ejemplo en el barrio londinense de Camden. El principal desafío lo tienen ante los sacerdotes gays que quieren formalizar la unión con sus novios. Al menos siete parejas se encuentran en esta situación.
Los propios órganos de decisión de la Iglesia han reconocido la falta
de acuerdo imperante. Este desacuerdo también alcanza a la sociedad
británica, aunque los matrimonios gays cuentan con una elevada
aceptación, a juzgar por los datos de una encuesta de la BBC que cifra
el apoyo a estas uniones en un 68%, aunque uno de cada cinco británicos
afirma que ni siquiera aceptaría una invitación para asistir a un enlace
gay.
“Creo que la iglesia ha reaccionado aceptando totalmente que es la ley, y debería reaccionar este sábado siguiendo demostrando, de palabra y acción, el amor de Cristo por cada ser humano”,
ha señalado el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en unas
declaraciones al diario The Guardian con las que ha querido dar un
mensaje de aceptación de la realidad que difiere, al menos en el tono,
de la firmeza de la posición oficial, pero con las que tampoco se ha
posicionado claramente.
En los últimos meses Welby, máxima autoridad entre los sacerdotes anglicanos, ha intentado forzar un acuerdo
y cambiar la posición oficial respecto al matrimonio gay, en busca de
una postura más flexible, pero su éxito ha sido solo parcial. El
documento aprobado tampoco hablaba de sanciones: “La Iglesia de Inglaterra tiene una larga tradición de tolerancia de la disensión de conciencia
y de evitar marcar los límites demasiado firmemente, no menos cuando se
trata de un asunto donde el pueblo de Dios está buscando discernir la
mente de Cristo en un contexto en rápido cambio. En cualquier caso, al
ordenarse el clero se compromete a ‘aceptar el ministerio y la
disciplina de esta Iglesia, y respetar la autoridad interna debidamente
ejercida’. Instamos a todo el clero a actuar consistentemente con este
compromiso”.
El documento, sin embargo, sí abría la puerta a un cambio en la postura de la Iglesia.
“Esta tensión entre el carácter dado de la fe y el desafío de
proclamarla renovada en cada generación, mientras el Espíritu continúa
guiando la iglesia hacia la verdad total, se encuentra en el
corazón de nuestros debates actuales acerca de la sexualidad humana y
de lo que constituye llevar una vida acorde con el camino de Cristo”, reconocía el documento, que aprueba el debate teológico sobre el tema. “Es
por esto que el clero de la Iglesia de Inglaterra está capacitado para
argumentar un cambio en las enseñanzas sobre matrimonio y sexualidad
humana, mientras que al mismo tiempo se les requiere llevar su vida de
manera consistente con estas enseñanzas”, señalan.
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