jueves, 1 de mayo de 2014

1º de Mayo: Salario justo es dignidad

Murmuraban diciendo: "estos últimos han trabajado una sola hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia ¿No conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; Pero quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿No me está permitido hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tu envidia, porque yo soy bueno? (Mto.20:11b-15)

Las utopías siempre se realizan... se realizan si nos animamos a poner en manos de Dios: nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestra fe en acción. Necesitamos tener una mirada más allá del horizonte en la que confiar y esperar, en la que vernos motivados y liberados.

Necesitamos salir de nuestro lugar de privilegio, egoísta e injusto - muchas veces - y compartir con el otro, con la otra, los mismos derechos, las mismas oportunidades, las mismas posibilidades de obtener lo necesario para poder desarrollar una vida digna.

Esta no es la lógica del mundo en el que vivimos, tampoco es la justicia con que el mundo administra la equidad, el bien, los derechos humanos, la solidaridad.

No puedo dejar de plantearme y plantearles a ustedes una pregunta que me inquieta: ¿Qué significa hacer justicia? ¿Qué es lo justo? ¿Está libre la justicia de la bondad? ¿Puede, acaso la justicia, independizarse de la generosidad, de la misericordia, de la compasión? ¿Cuál debiera ser la relación entre la justicia y la necesidad humana?

He aquí el mensaje del Evangelio que hemos leído hoy. Jesús que quiere que pensemos y analicemos las cosas y por eso nos habla con comparaciones, desde una perspectiva alternativa, inversa.

La parábola de los obreros de la viña, relatada aquí por Mateos, nos presenta a un señor, dueño de una viña, que necesita jornaleros y sale a contratar los mismos a lo largo de todo un día.

La jornada laboral, en aquellos tiempos, era de unas 12 horas aproximadamente. Y el evangelista, en su relato nos hace mención de ello. En la primera hora el dueño de la viña contrata al primer grupo y acuerda una paga por el jornal equivalente a un denario.

Pero el dueño de esta viña, sale varias veces, a lo largo de la jornada en busca de trabajadores. Incluso lo hace hasta una hora antes de que culmine la jornada laboral. Con éstos trabajadores no acuerda "un denario" de paga, dice solamente que "recibirán lo que sea justo".

Al final de la jornada, los trabajadores pasan a cobrar.

El primer detalle que el relato nos resalta es que los últimos pasan a cobrar primero y el segundo - muy escandaloso por cierto- que todos cobran lo mismo.

Esta situación despierta la envidia, la indignación, "la murmuración", de aquellos que habiendo trabajado desde el principio, ahora resulta que cobraron lo mismo que los últimos que llegaron.

La respuesta del dueño de la viña es categórica y contundente: ¿no arregle con ustedes un pago de un denario por la jornada de trabajo? ¿Cumplí o no cumplí con mi acuerdo? ¿Fui justo o no, según lo acordado? Pero el tema no era si el dueño había pagado lo convenido, y que a su vez también, fuera una paga justa por el trabajo realizado. El problema era otro, el problema era que todos habían recibido el mismo dinero y este no se correspondía con el esfuerzo realizado.

Necesitamos identificarnos con la utopía de Jesús, para poder caminar hacia ella y transformar "las murmuraciones". No debiera escandalizarnos, ni molestarnos la bondad, la generosidad, la misericordia. ¿Se dan cuenta?

Es posible un mundo diferente porque es posible la fe, la esperanza y el amor. y porque éstos nos hacen caminar. Sólo es posible la utopía de la Justicia en la ética del amor. Y es el amor quien tiene ese poder de movernos a realizar acciones justas.

Por el Rev. Fernando Frontán de ICM Uruguay

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